En las eras antiguas, cuando la guerra aún no había desatado toda su furia sobre el mundo, surgió en los abismos más recónditos de la tierra una criatura diminuta, apenas perceptible para los ojos mortales. Nacida de la corrupción y la alquimia retorcida de manos impías, esta larva encontró refugio en el cuerpo de un ave moribunda, y allí dio inicio a un ciclo que jamás debió existir. Su virtud más temible no era la fuerza ni la astucia, sino una adaptación tan perfecta que la vida misma se convirtió en su presa. Así comenzó el linaje de una amenaza sigilosa: los parásitos.
A medida que la gran guerra se extendía como un incendio incontrolable, estos seres hallaron en los pantanos corrompidos por la muerte un escenario ideal para prosperar. Entre cadáveres hinchados y aguas estancadas, sus formas se mezclaban con la descomposición, alimentándose de carne caída y de odio sin forma. No tardaron en apropiarse de cuerpos destrozados, alzándolos como marionetas grotescas, caminantes de podredumbre. Pero al ser abatidos, la verdadera amenaza emergía: ciempiés oscuros, de movimiento veloz y sigiloso, que escapaban en busca de nuevas moradas de carne.
El mundo creyó haber sellado su destino tras la caída de las sombras mayores. Sin embargo, la vida de estas criaturas no se extingue fácilmente. Con el paso de los siglos, aunque su rastro se volvió tenue y casi olvidado, no desaparecieron. Se ocultaron en los rincones ignorados del mundo, aguardando, transformándose, espiando. Su naturaleza parasitaria no les exige poder ni gloria, solo cuerpos. Y cuerpos, siempre habrá. Lo poco que se sabe hoy en día proviene de los antiguos relatos de soldados marcados por la guerra, que vieron con sus propios ojos cómo la muerte no era el final para aquellos que portaban tal huésped.
Así, perduran como un susurro en la oscuridad, una historia que muchos creen leyenda pero que algunos aún temen encontrar en carne propia. Pues donde hay podredumbre, puede haber semilla de su regreso. Nadie puede asegurar si alguna vez serán erradicados por completo, pero los sabios advierten: el verdadero peligro no es el cuerpo que se alza, sino aquello que lo habita por dentro, silencioso y paciente, aguardando su momento para despertar.
The Agony: |
Cuando un parásito toma un recipiente, su cuerpo produce un ácido especial que vuelve la piel elástica y moldeable, permitiendo la regeneración de heridas leves. Este ácido también puede ser segregado para infligir un dolor extremo, destruyendo el sistema nervioso y provocando necrosis en la zona afectada. La necrosis, si no se trata, puede derivar en septicemia y muerte. El ácido puede segregarse durante 3T y tiene un CD de 5T. Puede cubrir máximo 30 cm por turno en caso de impactar el ácido. Por lo tanto en 3T podría cubrir hasta 90 cm. |
Muñeco de Trapo: |
Un parásito puede mudar de cuerpo si lo requiere. En caso de que en un conflicto, el cuerpo del parásito sea eliminado (y teniendo en cuenta de que el parásito que habita en su interior no fue aniquilado) el engendro podrá salir del cuerpo y huir para buscar otro recipiente. (Tardará 1 día en encontrarlo) Al salir del cuerpo, el personaje tendrá la apariencia de un ciempiés negro y asqueroso. No podrá usar poderes ni habilidades pero tendrá la estadísticas originales. Al encontrar otro muñeco que habitar recuperará sus poderes y habilidades. (No puede habitar cuerpos vivos) |
Información |
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Estatura | Cómo parásito suelen tener un tamaño de 1 metro |
Peso Promedio | Cómo parásito suelen pesar 10kg |
Esperanza de Vida | Dependerá del cuerpo que usen pero el parásito puede sobrevivir hasta 1000 años |
Habilidades | The Agony + Muñeco de Trapo |
Aspecto Físico | Como parásitos, tienen la apariencia de un ciempiés negro con tentáculos en la cabeza, los cuales utilizan para controlar el cuerpo infectado. Cuando toman un cuerpo, este se reconstruye ligeramente, reparando algunas heridas y dando color a la piel, aunque no pueden regenerar partes ausentes o esqueléticas. |
Afinidad | +20% de potencia con los poderes de tipo Venenos |
Reproducción | Asexual: Los parásitos pueden reproducirse mediante la liberación de un líquido espeso que contiene huevos microscópicos, los cuales se adhieren a la piel y crecen dentro del cuerpo de la víctima hasta consumirla. Sexual: Si el cuerpo parasitado tiene la capacidad de reproducirse, el parásito puede utilizarlo para fines reproductivos, aunque existe el riesgo de que el neonato se infecte. |
The Agony: |
Cuando un parásito toma un recipiente, su cuerpo produce un ácido especial que vuelve la piel elástica y moldeable, permitiendo la regeneración de heridas leves. Este ácido también puede ser segregado para infligir un dolor extremo, destruyendo el sistema nervioso y provocando necrosis en la zona afectada. La necrosis, si no se trata, puede derivar en septicemia y muerte. El ácido puede segregarse durante 3T y tiene un CD de 5T. Puede cubrir máximo 30 cm por turno en caso de impactar el ácido. Por lo tanto en 3T podría cubrir hasta 90 cm. |
Muñeco de Trapo: |
Un parásito puede mudar de cuerpo si lo requiere. En caso de que en un conflicto, el cuerpo del parásito sea eliminado (y teniendo en cuenta de que el parásito que habita en su interior no fue aniquilado) el engendro podrá salir del cuerpo y huir para buscar otro recipiente. (Tardará 1 día en encontrarlo) Al salir del cuerpo, el personaje tendrá la apariencia de un ciempiés negro y asqueroso. No podrá usar poderes ni habilidades pero tendrá la estadísticas originales. Al encontrar otro muñeco que habitar recuperará sus poderes y habilidades. (No puede habitar cuerpos vivos) |
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